martes, 26 de julio de 2011

"EQUIVÓCATE"



Una bella infancia, una feliz adolescencia, una alegre juventud. Sin preocupaciones (o preocupaciones que hoy día nos parecerían nimiedades superficiales a las que no dedicaríamos ni un minuto de atención), con el viento a nuestro favor, con esa maravillosa e ingenua seguridad que da la juventud, de repente llega un día, un temible día, en el que hay que madurar.
Obviamente no llega de repente, es consecuencia de un proceso, pero hay un día, un día en concreto, en el que te das cuenta. El detonante es distinto en cada persona, porque cada persona es diferente y sus circunstancias también lo son. Ya saben ustedes, el famoso “yo soy yo y mis circunstancias” y es que ellas, las circunstancias, repercuten en nuestras vidas más de lo que imaginamos y son las que nos configuran, en gran parte, nuestra personalidad. No puede madurar igual de rápido una persona que, por ejemplo, es huérfana que una persona que tiene una de esas familias idílicas con papá, mamá, "tito y tita" y paella los domingos en casa de la abuela.



Existen desde detonantes tan traumáticos como la muerte de un progenitor. Cosa que te obliga a hacerte mayor de golpe y porrazo, y pasar de jugar a las chapas en el parque a asistir a las reuniones de tutoría de los hermanos pequeños. Hasta detonantes tan simples como acabar la universidad, echar un vistazo al tan inhóspito terreno laboral que asola últimamente nuestra querida España y pensar: ”¿y ahora qué hago yo?”. Porque todos los jóvenes nos hemos preguntado esto alguna vez, aunque la mayoría hemos añadido una sexta palabra entre el “qué” y el “hago” que educadamente me ahorro en esta literaria ocasión.

De una u otra forma ese día llega, tienes que salir de tu burbuja, quitarte el caparazón, eres mayor, debes enfrentarte al mundo y decidir cuál es tu papel en él. Al principio da mucho vértigo, hay muchos momentos en los que te encuentras perdido y añoras aquellos maravillosos años en los que tu máxima preocupación era que te saliera bien el baile de fin de curso. O, más tarde, gustarle a aquel chico alto de la clase que se sentaba en el pupitre de delante. O, más tarde aún, qué modelo te ibas a poner el viernes (sí chicas, alguna vez fue la preocupación de todas).


En fin, la vida son etapas, ciclos, y como ciclos hay cosas que terminan y otras que empiezan. Y, creedme, ese momento de dudas e incertidumbre lo hemos tenido casi todos, excepto algunos afortunados que han nacido con una clara vocación bajo el brazo en el que todos los demás sólo traíamos un pan, o eso decían. Lo hablé no hace mucho con una colega de mi padre, ella tiene un puesto muy importante en la universidad, le conté que estaba atravesando una fase en la que no sabía muy bien lo que quería, que camino escoger. Le hablé de esto con la esperanza de que ella me diera una respuesta, ya que es una gran profesional del sector, algo concreto, “haz esto o lo otro”. Eso no ocurrió, pero me dijo dos cosas muy interesantes. La primera, que ella misma tuvo este momento, y que de verdad no tenía ni idea de a dónde tirar, y ahora tiene un puesto que le gusta y satisface. Y la segunda, que la respuesta sólo la tenía yo y que no me desesperara porque tardaría mucho, mucho, en encontrarla. Porque es difícil saber desde el principio lo que quieres, para ello hay primero que probar, experimentar, equivocarte.

Sí, equivocarte, estamos en la edad. Nunca olvidaré lo que me dijo un excelente catedrático de Derecho, amigo de la familia, del que tengo el honor de tener su libro dedicado. Me dijo lo que para mí fue, más tarde, una auténtica revelación, en una sola palabra, la que ahora da título al artículo. Y no me lo dijo en un frío despacho de facultad, ni siquiera en un pasillo después de clase, me lo dijo en la Feria de Sevilla, sí señor, entre rebujito y baile. Salió el tema de mi futuro, estaba yo en ese momento que hemos hablado de dudas y confusión, y por qué no decirlo, Miedo. Ese miedo que tenemos todos a fracasar, a elegir mal, a decepcionar…entonces me miró a los ojos y me dijo: "si no tienes claro lo que quieres en la vida, no te preocupes, eres joven, vete al extranjero, aprende, disfruta, prueba una cosa, otra, Equivócate".

Y es que, ¿Qué es madurar sino un cúmulo de errores y equivocaciones que te sirvan para aprender y finalmente encontrar el camino justo? Sería más fácil escribir esto cuando ya todo haya pasado, cuando haya encontrado mi sitio, mi papel en el mundo, como cuando me hablaron la compañera de mi padre o el catedrático de derecho, de esa incertidumbre que sufrieron y ahora ven desde la lejanía con un punto de añoranza y la satisfacción de que encontraron su lugar.

Yo aún estoy en el camino, en esa búsqueda, pero ahora después de mucho explorar ya no me encuentro perdida, ya mi camino se ve más claro, no cristalino, pero más claro, aunque también con esa pizca de incertidumbre porque, al fin y al cabo, aunque nos encontramos en estos años donde todo parece inestable e incierto, son los años que forman los cimientos de nuestro futuro y además, todos, sin excepción, coinciden en que es la mejor época de la vida.

5 comentarios:

  1. My little friend!Enhorabuena por animarte a hacer tu propio blog, además de poner en práctica algo de lo que tenías ganas (aunque no sea un taller):la escritura. Me tendrás como fiel follower del mismo.
    Mucha suerte en todas tus equivocaciones.

    Un beso.-

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  2. Elisa!! ya lo tengo en favorito asi que a darle fuerte!! Un buen sitio para ver como te va por madrid. Mucha suerte. Un beso

    Seba

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  3. Tiaaaa! eres un cajón de sorpresas!! y cada día encuentro cosas más geniales en él! :) Enhorabuena! y sobretodo...haz caso de tus palabras! Eres muy grande loca ;)

    Tu compi Andalucía Team ;)

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  4. Elisa, lo primero darte la enhorabuena, porque me parece una reflexión muy interesante y muy bien escrita!
    Aunque estoy de acuerdo contigo en casi todo tu discurso, y sobre todo en el optimismo que transmites, tengo algunos apuntes:
    Creo que es diferente la maduración de este momento del que hablas, aunque estén muy relacionados. Es verdad que los sucesos traumáticos hacen que madures muy rápido y que tengas mayores responsabilidades, también es verdad que el simple paso del tiempo nos hace madurar, cada uno a su ritmo. Sin embargo, este momento del que hablas, me parece mucho más allá de la madurez. En mi opinión, la madurez te da armas, cuanta más, mejores armas tendrás para hacer frente a la vida; pero ¿contra qué quieres luchar? ¿hacia dónde quieres ir? Esa es otra pregunta. En este momento es cuando te das cuenta de que hasta entonces circulabas por el mundo, sólo armándote de cosas, de experiencias, de lecciones... pero andabas en círculos. En este momento, todo se para porque sabes que quieres ir a algún sitio, y no quieres caminar más en círculos... sólo hay que buscar un faro en la lejanía que te guíe en tu camino. Cuando ves el faro, te tranquilizas porque sabes que vas a algún sitio, aunque el camino aun está por descubrir, y siempre viene con sorpresas.
    Y esta es la manera de vivir una vida plena y llena de sentido... y esta pregunta no sólo conlleva el trabajo al que te quieras dedicar, sino el estilo de vida que quieres tener, etc. Es una pregunta que lo abarca todo, y que nos inmoviliza por eso.
    Me parece muy bonito este consejo de "equivócate", y también me gustó mucho cuando reconoces lo del miedo; creo que el miedo nos debe hacer estar atentos, porque es verdad que es un momento importante, pero el miedo que inmoviliza pasa a ser negativo. Sólo nos debe hacer ser prudentes, pero no huidizos.
    Y, por último, me da mucha pena cuando dices que "es la mejor época de la vida"... creo que cuando tenemos un sueldo fijo y una familia formada, nos dormimos en la comodidad y por eso muchas veces dicen "en mi época...". Creo que hay que estar siempre atentos, redefiniendo el camino y el faro si es necesario y que todas las épocas sean nuestras épocas y que siempre tengamos la sensación de estar recorriendo ese camino que nos lleva a nuestro faro. Esto está muy bien ilustrado en el libro de "quién se ha llevado mi queso", que si no lo has leído, te lo recomiendo!!
    Y no me quiero despedir sin decirte que me llena de ilusión ver "post" como este! Enhorabuena!
    Un beso,
    Paloma.

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  5. Paloma,
    Ante todo darte las gracias por tus palabras y por participar en mi blog.
    La verdad es que me ha gustado mucho tu comentario porque me ha servido para conocerte mejor y comprender que tienes inquietudes y reflexiones parecidas a las mías. Trabajamos juntas, y aunque sea desde hace poco, parece mentira que a pesar de pasar cerca tantas horas diarias te haya conocido más a través del comentario. Me ha servido para aprender una lección: que nos preocupes a conocer mejor al de al lado, a pesar de la gran carga d trabajo que tengamos o lo cansados que estemos.
    Conozco el libro pero aún no lo he leído, lo haré.
    Gracias de nuevo compañera.

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