La consultoría y los inicios

—¿Por qué te gusta la consultoría?

Cecilia se quedó pensando y pensando en cómo responder a esta pregunta, hasta que llegó a la conclusión de que no había nada más ilustrativo que una comparación; y si se compara con algo que todos conocemos, mejor que mejor. Esto lo aprendió impartiendo formación, las cosas, hay que explicarlas como nos gustaría que nos las explicaran a nosotros, y esto, la mayoría de las veces, es partiendo de cero. Ya lo cantaban por ahí ¿no? "nos van las cosas que son sencillas de comprender...". Así que, actuando un poco a la gallega, dijo:

—¿A ti te gustan los inicios?

—¿A qué inicios te refieres?

—Pues a los inicios, mujer, cualquier tipo de inicios, cuando se empieza algo.

—Dicho así me sonaba a los inicios en una relación.

—¡Bien! me vale el ejemplo. ¿Te gustan los inicios en las relaciones?

—Ah, pues sí... no lo sé... supongo que sí, pero... ¿Qué relación tiene esto con la consultoría?

—Pues ¡la que tú quieras darle! al final todo se conecta...

—Los inicios... pues sí me gustan, supongo... como a todo el mundo.

Cecilia sonrió, se quedó pensativa y comenzó su discurso, mientras su amiga la observaba con curiosidad:

—Ay los inicios... —dijo Cecilia con los ojos abiertos de par en par y arrugando la nariz, como hacía siempre que algo le motivaba— todo es nuevo, todo es bueno, todo está por descubrir; las primeras sonrisas; las primeras miradas; el "le gusto o no le gusto"; el analizarlo todo con tu amiga como si de un assessment center se tratara ("esta evidencia nos da a pensar que sí, esta que no.."); las primeras frases; el ponerte nerviosa; el trabarte la lengua; los suspiros, ay los suspiros; el vestirte para él o ella (lo vayas a ver o no, eso es lo de menos); el no le llamo, el mirar el móvil cien veces al minuto, el está en línea, escribiendo, borra, el ¿por qué no me llama?; los portales, benditos portales, si los portales hablaran; la imaginación volando; la cara de "bésame tonto que me voy a dejar"; el primer beso, el primer paseo, el primer cine, la primera hamburguesa, la emoción de que todo sea el primer algo... En fin los inicios...

                                                             

—Vaya Cecilia, me ha gustado mucho tu reflexión y me he sentido identificada en parte, pero... dos cosas: los inicios siempre van precedidos de un después, no se puede vivir eternamente de los inicios; e, insisto ¿Qué diablos tiene que ver esto con la consultoría?

Cecilia hizo una pausa y dijo:

—Las sensaciones son las mismas, piénsalo: ese vértigo, esa inseguridad, la ausencia de monotonía, todo es nuevo, emocionante, retador, esa obsesión por hacerlo bien, ese "¿estaré a la altura?",  ese poner todo tu cariño en cada proyecto, esa realización plena cuando las cosas salen bien, el ir descubriendo cada día algo nuevo...

Se hizo un silencio entre ambas y entonces Cecilia continuó —En consultoría cada proyecto es nuevo y diferente al anterior, supone un nuevo reto y te aseguras mariposas en el estómago siempre ¿se parece o no se parece a los inicios?

—Visto así sí, pero ¿sabes qué? dudo que quisiera tener siempre mariposas en el estómago, creo que me cansaría de ellas, por no hablar del dolor de barriga ¿Quieres estar así toda la vida?

—Supongo que no, supongo que en unos años querré sentar la cabeza, estar en una misma empresa, que conozca bien, donde tenga todo claro, ordenado, rutinario, donde controle cada cosa, donde (citando una maravillosa frase de la película "Historia de lo nuestro") sepa dónde está el betadine... Pero ahora amiga mía, estamos en la edad, voy a disfrutar de los inicios.

—¿Y en el futuro?

—En el futuro que me quiten lo bailao.