La ironía del tiempo
A veces creo que el tiempo me está gastando una broma. Cuando era pequeña, éste era como un chicle, se alargaba, pasaba más despacio, disfrutaba, me lo pasaba bien... pero los veranos eran largos, los días eran días, los meses, meses y los años, años. Ahora ya no estoy segura.
"El tiempo pasa muy deprisa", "Antes de que te des cuenta tendrás 20, luego 30 y ya el contador correrá sin parar", eran frases que sonaban una y otra vez en mi cabeza, como si de un disco rayado se tratara. Era como si alguien pusiera sin parar la sevillana de "pasa la vida y no has notado que has vivido cuando pasa la vida..." pero a mala idea. Y no, no la escuchaba por parte de ningún coro rociero, si no en boca de mis padres, familiares, profesores y todas aquellas personas que pertenecían, por aquel entonces, al grupo de "los mayores", un término algo difuso al que no sé si ya ¿pertenezco?
Al final todo es muy relativo, dicen que la edad es un estado mental. Hace poco leí en un blog (una x una) que os recomiendo a todos, una reflexión de una de sus autoras que habla sobre este tema y pone los pelos de punta:
Ya no sé si 30 años son muchos o pocos. Siento que hay algo que no es cuestión de años, que se sitúa en otro plano. Para muchas cosas serán pocos años, pero yo noto que algo ha cambiado en mi mirada para siempre. Ahora puedo encontrar los ojos de personas mucho mayores que yo y compartirlo: "Sí, yo también me he despedido de mi hijo".
Como ella dice, hay situaciones en las que no es cuestión de años, se sitúa en otro plano. Considero que la madurez está íntimamente relacionada con las experiencias que te ocurran, y ni siquiera tienen que ser éstas tan tremendas e injustas como las de la anterior bloguera, para hacerte madurar.
Experiencia vs Juventud
Extrapolando esto al mundo laboral, la juventud no es algo que te incapacite, de hecho en muchas ocasiones es todo lo contrario. Yo trabajo en una consultora, de las grandes, y como muchos conoceréis, siguen el sistema piramidal up or out, que hace que puedas llegar a ser gerente con 32 años. Claro, esto puede resultar algo chocante para clientes a la vieja usanza, que no ven con buenos ojos que unos pipiolos vengan a contarles cómo hacer su trabajo (ojo, lo puedo entender).
Un compañero que tiene cara de niño, me contó que a él su propio jefe le llegó a decir "te obligo a dejarte barba para asistir a la reunión con tal cliente". Por su lado, una compañera del departamento de selección, cuando debía hacer las entrevistas para los puestos de mayor nivel, y en consecuencia, personas con más edad, se colocaba un anillo que heredó de su abuela que parecía de matrimonio. —Me miran con otros ojos cuando me consideran una mujer casada, te aseguro que me respetan e impongo mucho más que cuando hago las entrevistas sin mi anillo—. Me contaba mi compañera. —Y eso que no tengo novio y me quita la oportunidad de ligar con algún candidato guapo, pero me merece la pena. —añadió en tono de broma.
En mi caso no he tenido tantos problemas, siempre me han dicho que por mi forma de ser, de expresarme, etc. doy imagen de madurez y hasta parezco mayor. Esto hace unos años, cuando no me pedían el DNI para entrar en las discotecas, me encantaba, pero ahora empieza a no hacerme tanta gracia.
En cualquier caso, no lo entiendo, deberían valorarnos por lo que demostremos, no por las canas que tengamos en el pelo, la barba que dejemos de afeitarnos o el anillo de casados que nos coloquemos en el dedo. De hecho, la experiencia que te da un año en una empresa de las grandes equivale a muchos más en otro tipo de organizaciones (por lo general).
Además, existen temas de actualidad, como las nuevas tecnologías, las redes sociales, el posicionamiento web... en las que quizás los jóvenes tengamos más que decir al respecto. Es por eso que en algunas empresas han implantado programas de mentoring hacia arriba, profesionales jóvenes tutorizan a compañeros de generaciones anteriores en los temas más tecnológicos. Incluso se ha implantado entre algunas empresas, el día de llevar a los padres al trabajo ya que se han dado cuenta que las profesiones han cambiado mucho e incluso han aparecido algunas nuevas (comunity manager, coach, personal trainer...) que algunos de "los mayores" no saben en qué consisten.
Al final la clave, como casi siempre, es el punto medio: seamos más tolerantes con la juventud, sabiendo también valorar la experiencia.
La semana pasada cumplí años, 28 para más señas. Recuerdo que cuando era pequeña vi la película "La boda de mi mejor amigo", de Julia Roberts, y me encantó. Ella y su mejor amigo hacían un pacto, si ninguno se casaba antes de los 28, lo harían entre ellos. Recuerdo que cuando la vi, con 12 o 13 años, me pareció la edad correcta para tal pacto, bien elegida, 28 años, sí señor, es una edad. Ahora lo veo ridículo, obviando la idea del pacto y la película en sí, lo que veo más surrealista es la elección de la edad ¿28 años?
Supongo que con 13 años veía muy lejos los 28. Creo que era esa misma época cuando me gustaba escuchar a "La oreja de Van Gogh", una de mis canciones favoritas era aquella que decía "Llega tarde el 28 y nerviosa miro el reloj...". Siempre dudé a qué se refería el 28, no sabía si era un autobús, si era el periodo o si era un chico con un extraño mote numérico, el caso es que la canción me encantaba. Ahora, no sé por qué, la relaciono con los años.
Pues eso, mantengamos el equilibrio entre la inocencia y la experiencia, vivamos la vida en momentos no en minutos y de vez en cuando, si tenemos la oportunidad, robémosle tiempo al tiempo. Os dejo con esta maravillosa canción.
Por cierto, ya no llega tarde el 28, ya no miro nerviosa el reloj.
En mi caso no he tenido tantos problemas, siempre me han dicho que por mi forma de ser, de expresarme, etc. doy imagen de madurez y hasta parezco mayor. Esto hace unos años, cuando no me pedían el DNI para entrar en las discotecas, me encantaba, pero ahora empieza a no hacerme tanta gracia.
En cualquier caso, no lo entiendo, deberían valorarnos por lo que demostremos, no por las canas que tengamos en el pelo, la barba que dejemos de afeitarnos o el anillo de casados que nos coloquemos en el dedo. De hecho, la experiencia que te da un año en una empresa de las grandes equivale a muchos más en otro tipo de organizaciones (por lo general).
Además, existen temas de actualidad, como las nuevas tecnologías, las redes sociales, el posicionamiento web... en las que quizás los jóvenes tengamos más que decir al respecto. Es por eso que en algunas empresas han implantado programas de mentoring hacia arriba, profesionales jóvenes tutorizan a compañeros de generaciones anteriores en los temas más tecnológicos. Incluso se ha implantado entre algunas empresas, el día de llevar a los padres al trabajo ya que se han dado cuenta que las profesiones han cambiado mucho e incluso han aparecido algunas nuevas (comunity manager, coach, personal trainer...) que algunos de "los mayores" no saben en qué consisten.
Al final la clave, como casi siempre, es el punto medio: seamos más tolerantes con la juventud, sabiendo también valorar la experiencia.
Llega tarde el 28 y nerviosa miro el reloj....
La semana pasada cumplí años, 28 para más señas. Recuerdo que cuando era pequeña vi la película "La boda de mi mejor amigo", de Julia Roberts, y me encantó. Ella y su mejor amigo hacían un pacto, si ninguno se casaba antes de los 28, lo harían entre ellos. Recuerdo que cuando la vi, con 12 o 13 años, me pareció la edad correcta para tal pacto, bien elegida, 28 años, sí señor, es una edad. Ahora lo veo ridículo, obviando la idea del pacto y la película en sí, lo que veo más surrealista es la elección de la edad ¿28 años?
Supongo que con 13 años veía muy lejos los 28. Creo que era esa misma época cuando me gustaba escuchar a "La oreja de Van Gogh", una de mis canciones favoritas era aquella que decía "Llega tarde el 28 y nerviosa miro el reloj...". Siempre dudé a qué se refería el 28, no sabía si era un autobús, si era el periodo o si era un chico con un extraño mote numérico, el caso es que la canción me encantaba. Ahora, no sé por qué, la relaciono con los años.
Pues eso, mantengamos el equilibrio entre la inocencia y la experiencia, vivamos la vida en momentos no en minutos y de vez en cuando, si tenemos la oportunidad, robémosle tiempo al tiempo. Os dejo con esta maravillosa canción.
Por cierto, ya no llega tarde el 28, ya no miro nerviosa el reloj.
Los momentos es lo que nos quedará cuando tengamos esas canas, por eso a aprovecharlos bien y hacer que sean memorables. Contigo cada momento merece la pena, a por los 28 con ganas amiga, nunca estaremos mejor que ahora, con nuestra independencia, juventud y potencial. TQ escritora!
ResponderEliminarHola Elisa!! Que ilusión aparecer en tu blog! Sin duda un gran post que nos aplicamos nosotras también!! Una parte de {1x1} que soy yo, también estoy en los 28 y reconozco que antes me daba pánico que pasaran los años...pero es cuestión de actitud y ahora comparto contigo el no mirar el reloj...sino disfrutar de lo bueno que nos regala la vida!! Cn tu permiso compartimos en nuestro facebook tu post, que tanto nos ha gustado! Un abrazo, Ana! {1x1} Ah! yo hice un pacto hace muchísimos años con un amigo, pero a los 30 años! jaja quien sabe dentro de 2 años que pasará ;) Enhorabuena por tu blog!! Ya tienes 2 seguidoras más...
ResponderEliminarHola Ana!! encantada de "conocerte" también. Ilusión la mía, que te "pases" por mi blog...Curioso saber que tenemos algo más en común, la edad, aunque como decimos, es sólo un estado mental, y como dice una amiga mía, es en cualquier caso, provisional!! Gracias a las dos por inspirarme con vuestro blog, un honor para mí que publiquéis mi post en el muro!! Nos leemos, un abrazo fuerte!
ResponderEliminarJammin' Jars Casino - Ledyard - JT Hub
ResponderEliminarJammin' 광주 출장샵 Jars Casino - 5 minutes. Jams Casino, Ledyard, 김해 출장안마 Ledyard, 부천 출장마사지 Ledyard, Ledyard Casino, Ledyard, Ledyard 경주 출장샵 Casino, 전라북도 출장샵 Ledyard Casino.