viernes, 19 de septiembre de 2014

Una cuestión de tiempo


El otro vi una película que me inspiró. Y eso ya es una novedad. De hecho ha entrado en mi lista, en la que hacía algún tiempo que ninguna se colaba.


Un amigo mío me la recomendó, asegurándome que me iba a gustarY tanto que me gustó.

Se lo conté a mi hermano y me dijo que él también me la había recomendado en su día, porque cuando la vio, supo que me iba a emocionar —Y tanto que me emocionó.

Nota mental: hacer más caso a mi hermano y… ¡no ser tan predecible!



La trama versa sobre un chico que descubre tener poderes sobrenaturales: puede viajar en el tiempo. Sí, sí, ya sé que muy verosímil no es…y menos aún si os cuento la forma que tiene para hacerlo: se mete en un armario, cierra los puños y voilá, aparece en cualquier momento de su pasado en el que esté pensado. Así, sin más, no te lo explican, ni intentan darte causas científicas o empíricas que puedan sonar algo más creíbles. Pero ¿sabéis que? ni falta que hace, es una de las causas que convierte a la película en absolutamente tierna y encantadora.

Es, guardando las distancias, como la obra La metamorfosis de Kafka. En ella, tampoco te explican que una persona se despierte un día cualquiera convertido en cucaracha, es sólo algo anecdótico. Pues en esta película ocurre igual; y, aunque ambas tengan algo de fantasía y ciencia ficción, tanto la metamorfosis en horrible insecto como los viajes en el tiempo a través de un armario, son sólo excusas, hilos conductores, para hablarnos sobre lo que realmente tratan. En el caso de la película,  la felicidad.
 
 

La película tiene la particularidad de ser a la vez inteligente e ingenua; ácida y dulce; divertida y, sobretodo, realmente emotiva ¿Por qué? pues tendréis que verla para encontrar vuestras propias y personales razones. Mientras, si os parece, os dejo por aquí las mías, sin destripárosla (o al menos intentándolo):

·         Te enamoras del protagonista desde el minuto uno. Aviso a las chicas: no es guapo, es pelirrojo y pesa unos 40kgs. Pero créeme, te enamoras.
 
 
 
·         El tratamiento que hace de la belleza. Cuando la novia y la madre del protagonista se conocen, tienen un diálogo que me fascinó:

 Madre —Eres muy guapa.

Novia —No tanto, es que llevo mucho maquillaje —Ya en sí la respuesta me pareció genial y valiente a partes iguales para contestarle a una suegra. Pero lo que más me gustó es lo que le responde ésta.

Madre —Mejor, las chicas demasiado guapas no desarrollan la personalidad ni el sentido del humor.

Vaya por delante que considero que la imagen es importante y por supuesto, es un topicazo eso de guapas y tontas, y feas e inteligentes. Pero sí que es verdad que si eres poderosamente guapo/a puede que no tengas tanta necesidad de cultivar otros valores. Valores, por supuesto, mucho más importantes en la vida y que, además, a la larga resultan mucho más atractivos que la apariencia. Instinto de supervivencia, supongo.


 

 

·         Te das cuenta que en la vida, todo depende de cómo lo mires y de la importancia del estar en el momento y en el sitio adecuado. Me explico, el protagonista en ocasiones viaja al pasado para, usando diferentes estrategias, tratar de conquistar a una chica que en su día, por alguna razón, se le escapó. Así, retrocede hasta una fiesta en la cual ella conocía al que en la vida a tiempo real iba a ser su novio. El protagonista consigue, ahora que juega con ventaja, no sólo a la chica, si no que ésta vea al que hubiera sido su marido como un capullo y un hortera. No os de lastima, lo era.

Y yo me pregunto ¿cuántas personas, que sí merecen la pena, han podido entrar y salir de nuestra vida sin pena ni gloria porque no las conocimos en el momento adecuado, en ese que conectas y todo fluye? Aunque bueno, por otro lado (y aquí viene la parte positiva) ¿cuántas personas sí han entrado para quedarse porque llegamos a esa fiesta cinco minutos después o antes?

 
 

·         Y sobre todo me quedo con el mensaje que transmite del disfrutar del día a día y hasta de la rutina. Sí, la rutina, esa que ha vuelto a nuestros vidas en este ¿gris? septiembre.

El protagonista cada vez hace menos viajes en el tiempo porque se da cuenta de que lo importante en la vida es vivir el momento, cada instante, y disfrutar hasta de las cosas rutinarias del día con un pequeño truco: prestándoles más atención. El otro día lo hablaba con un amigo mío que está haciendo un curso de mindfulness. El  Mindfulness o Atención Plena —me contaba— significa prestar atención de manera consciente a la acción que estés realizando en cada momento presente con interés, curiosidad y aceptación.

—¿Qué piensas cuando estás en la ducha?—me soltó a bocajarro. Yo aún noqueada por creer que la conversación empezaba a adquirir tintes seudoeróticos, le contesté—¡No lo sé ahora mismo! —Pues compruébalo en la siguiente—Me respondió.

A la mañana siguiente, en la ducha, me sorprendí a mí misma con un montón de pensamientos que daban vueltas en mi cabeza sin parar: "Hoy me pongo la camisa blanca con el pantalón azul", "¿estaba limpia la camisa blanca?", "La reunión era a las 10 y media", "¿será mejor coger taxi o llevarme el coche?", "¿En esa zona se puede aparcar?", "¿Hay muchos gorrillas?", "¡odio a los gorrillas!"... Fue entonces cuando comprendí lo que me quería contar mi amigo: disfruta de la acción que estés realizando, de esa ducha, del agua cayendo por el cuerpo, del olor a jabón y a champú, de la relajación, de la nada...lo siguiente ya vendrá.

Y yo no sé si será Mindfulness, Carpe Diem o disfrutar de las pequeñas cosas, pero cuando acaba la película, te quedas con la dulce sensación de que no sólo hay que disfrutar de ese viaje de ensueño, del día de tu boda, de aquella mañana en la que te confirmaron el trabajo, del primer beso, de la fiesta de fin de curso, de las uvas de fin de año… que sí, que sí, que debes disfrutar de todas esas cosas; pero también de los martes por la tarde, de la sonrisa de  de alguien, de de la lluvia, del levantar la cabeza mientras corres y admirar lo bonita que es tu propia ciudad, de un gracias, de un ¿nos vemos luego?, de un pequeño cumplido, de un bonito amanecer…



En definitiva, en la vida y en el día a día siempre hay cosas que admirar, el problema es que muchas veces estamos mirando para abajo.

 

1 comentario:

  1. Hola! Desde Moccablanco te hemos dado el premio Liebster Award de blogger a blogger. Pásate por la página para verlo. Un saludo!! :)

    ResponderEliminar