Hace tiempo que no escribo en el blog y el
otro día cuando me encontraba enumerándome a mí misma motivos de por qué no lo
hacía (no tengo tiempo, mucho trabajo, muchos viajes) reparé en que eso son
sólo excusas. El que algo quiere lo hace, y punto.
Dicen que leer, y yo añadiría escribir, es como el sexo, si realmente quieres, sacas tiempo. Pues eso, los ejemplos cuanto más claros, mejor se entienden ¿no?
Pero entonces ¿qué me pasa? ¿se me ha ido la
inspiración? ¿por qué hace unos meses desbordaba ideas, apuntaba frases sin
parar, se me acababan los cuadernos… y ahora simplemente vivo? Pues precisamente por eso, porque estoy viviendo.
Os cuento 3 relatos, muy muy reales, que hablan sobre esto:
La niña de las manos congeladas
El otro día en la comida de navidad de mi empresa, se me acercó una compañera, me dio la enhorabuena por el blog y me dijo que disfrutaba mucho leyéndome. Yo, toda feliz y agradecida le di las sinceras gracias por hacerlo. Entonces nos pusimos a hablar y a conocernos un poco mejor (gracias blog por estas oportunidades).
Me contó que a ella también le encantaba escribir pero que hacía mucho tiempo que no lo hacía –Hace años, en la convulsa adolescencia, estaba llena de sentimientos, emociones, sensaciones, derramaba ideas por todas partes, pero luego empecé con mi novio, me estabilicé y parece que las manos se me quedaron congeladas–. Me contaba, dejando entrever con estas frases, que el alma de poeta no la había perdido.
–¿Cuánto tiempo llevas con tu novio? –Le pregunté.
–10 años voy a hacer en febrero.
–Vaya, 10 años sin escribir... –Me salió, con cara de pena.
–No me malinterpretes, conocer a mi novio es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero me duele de verdad no escribir como escribía.
El niño al que se le olvidó cómo vivir
Hay una canción de Julio Iglesias que me
encanta. Por cierto, descubrí a Julio Iglesias hace poco, me refiero a sus
canciones, a escucharlas bien, a comprender su significado (al personaje ultrabronceado
seguido de un Y LO SABES, lo
conocemos todos); y debo decir que me sorprendieron sus letras gratamente, os
recomiendo que las escuchéis. Pero, a lo que íbamos, el pegadizo estribillo de la
canción en cuestión dice así (canten conmigo): De tanto cantarle al amor y a la vida (...), me olvidé de vivir, me olvidé de vivir, me olvidé de vivir...
Al parecer, el cantante la compuso tras su
separación de su primera mujer, cuyos motivos fueron los continuos viajes y
galas del artista que no vivía con su
familia. Dejando a un lado la parte más rosa de la historia (la mujer era Isabel
Preysler y la letra deja entrever algunas infidelidades pasajeras); con lo que realmente me quedo es con el tema
que plantea sobre la mesa: O le cantas a la vida o vives, tú eliges.
La niña que buscaba su canción
Una de mis amigas de siempre también lleva desde
siempre con su novio. Nosotras somos amigas desde los 15 años, más o menos
desde la misma fecha en la que ella comenzó con él. Recuerdo que por aquel
entonces, en plena adolescencia de libro,
para mí todas las canciones contaban mi
historia, bueno mi historia de turno,
vamos para ser exactos el desamor de
turno. Y aunque a nadie le gusta el desamor, siempre llegaba muy contenta a
enseñarle a mi amiga mi última adquisición musical que contaba exactamente, según
yo consideraba en ese momento, lo que me había pasado y lo que sentía.
–Escucha, escucha bien esta
estrofa. Es mi historia, lo han clavado, parece que la hayan compuesto para mí.
–Ya…yo nunca encuentro ninguna
canción con la que identificarme, ninguna
canción habla de una pareja feliz y enamorada.
Y aunque hice esfuerzos en esos años por
ayudar a mi amiga tratando de aportarle distintas soluciones creativas: le dije
que le prestaba mis canciones; le pase una de Julieta Venegas que fue lo más
parecido que encontré a hablar de una pareja feliz; le aseguré que si dejaba a
su novio se identificaría con todas y cada una de las canciones del mercado… Ninguna de mis soluciones le convenció: no aceptó que le prestara mis
canciones, nunca dejó a su novio y provoque que se declarará enemiga acérrima
de las rancheras de Julieta Venegas.
Los años fueron pasando y aunque con
diferentes escenarios, conversaciones y formas de ser, hay cosas que nunca cambiaban:
ellos seguían juntos y ella seguía en
busca de su canción. Hace dos meses,
sellaron por fin su historia de amor con una bonita boda. Para el enlace, mi
amiga estuvo buscando desesperadamente durante meses la canción con la que abrir el baile. Finalmente
se decantó por una muy bonita, en inglés, pero no sin algunas dudas iniciales.
–La melodía me encanta, pero si
te fijas bien en la letra, habla de desamor, no de amor, estamos en las mismas
¿cómo voy a poner esto en una boda? –Me decía.
–No te preocupes, los españoles
no nos caracterizamos por nuestro buen inglés. –Le dije para tranquilizarla.
–También van extranjeros amigos de Antonio
del Erasmus.
–Bueno, no vas a condicionar la
elección de tu canción por cuatro guiris. –Le dije, no muy convencida con mi respuesta, pero con la intención de seguir tranquilizándola.
Al final la pusieron y quedó maravilloso. A todo
el mundo le encantó. Y en cuanto a los guiris, (sonará a topicazo pero fue
real) estaban más preocupados por rellenar sus cervezas y buitrear a todas las
mujeres menores de 60 años de la boda, que por el baile. Así que mi amiga, aunque con matices, encontró su
canción. Ya fuera ésta en inglés, en español o en chino, era la que a ella le inspiraba. Os la dejo porque es preciosa:
Dedicada a
todos aquellos que estén viviendo un desamor o aquellos que estén felizmente enamorados
pero su nivel de inglés sea intermedio (seguro que en alguno de los grupos entráis).
¿Y cuál es la moraleja de los cuentos?
Pero entonces ¿qué se desprende de estos relatos? ¿deben dejar mis amigas a sus parejas para poder escribir o encontrar sus canciones? ¿debe Julio elegir entre vivir o escribir?
Si hay que elegir entre vivir y escribir, entre ser feliz o estar inspirado, yo elijo siempre las primeras opciones. Pero lo que es verdad, es que cuando la vida, por lo que sea, te da un batacazo emocional debes aprovechar esa frustracción, esa ira o esa tristeza en fuerza creadora. Mi profesor en el taller de escritura siempre decía que cada uno escribe sobre sus fantasmas, sus miedos, por eso al final les tenemos que tener hasta cariño. Así que, si por unos meses, días u horas te sorprendes a ti mismo
desbordando ideas, escribiendo frases, rellenando cuadernos…ay amigo, algo malo te ha golpeado; pero, por otro lado, habrás recuperado la bendita cualidad de poner a los demás los pelos de punta.
Porque, no nos engañemos, ser feliz está muy bien pero, si de algo estoy segura, es que versos como los que siguen no los puede escribir una persona feliz, con estabilidad y
enamorada, sólo pueden salir de un alma atormentada y desgarrada. En este caso
salieron del alma del genio de Joaquín Sabina.
Lo peor de la
pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos
puntos suspensivos. Lo peor del amor cuando termina son las habitaciones
ventiladas, el puré de reproches con sardinas, las golondrinas muertas en la
almohada. Lo malo del después son los despojos que embalsaman al humo de los
sueños, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole sin diástole sin
dueño. Lo más ingrato es encalar la casa, remendar las virtudes veniales,
condenar a la hoguera los archivos. Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al
punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos.
Os deseo a todos feliz navidad y que seáis muy
felices. Y si no lo sois, aprovechad y escribid, que luego cuando las musas no nos visitan, se echan mucho de
menos.
"¿Vives o escribes?" No podía tener mejor título, me ha encantado Elisa!! Cuanta verdad hay en que la felicidad vive huérfana de palabras, en que son las "almas atormentadas y desgarradas" las que buscan desahogo y gritan. Espero que conversaciones como la de aquel día, den paso a muchas otras que nos ayuden a ambas a "descongelar nuestras manos". Mil gracias por dejarme ser un poquito "inspirational person" para tí ;)
ResponderEliminarGracias a ti Bego por inspirarme y por enseñarnos en pocas líneas que el alma de escritora no la has perdido...
ResponderEliminarAJJJJ!!!! Yo también echaba de menos tu blog!!! incluso alguna vez me metía a ver si es que en mis pocas visitas a facebook se me había pasado el link publicando el post; pero bueno si es consecuencia de que eres MUY FELIZ y las mariposas revolotean en tu estómago, ME ALEGRO DE CORAZÓN!!!!
ResponderEliminarArgeme.