lunes, 5 de agosto de 2013

Competencias III: La Escucha Activa


                                                        Escuchamos lo que somos

Hoy vamos a hablar de una de las competencias menos valoradas por la sociedad y no por ello menos importante: la Escucha Activa. No está de más tenerla pero no se valora tanto como tener liderazgo, ser innovador o ser un gran comunicador. Es algo que simplemente está en un segundo plano. Digamos que si las competencias fueran alumnos de Instituto de una peli americana, el Liderazgo sería la capitana del equipo de animadoras y la Escucha Activa la chica con gafas y ropa anticuada que camina siempre mirando hacia abajo.
Es así, tristemente es así. No se valora, no se evalúa y no se mide. Evidentemente, como vivimos en la época de lo políticamente correcto, todos dirán que saber escuchar es importante y que ellos mismos saben escuchar, pero esto no es del todo cierto. Somos egoístas, empleamos por lo general, lo que se denomina escucha selectiva, seleccionamos sólo aquellas partes que nos interesan y desechamos lo demás. Visualicemos por ejemplo, la típica conversación de pareja. Situación: ella llega a casa de trabajar, cansada, él acaba de llegar, también cansado y está viendo un partido de fútbol para relajarse.

Ella: Hola cariño.
Él: Hola.
Ella: ¿Qué tal en el trabajo?
Él: Bien. ¿Y tú? –En realidad, ha tenido un día pésimo.
Ella: Bien. ¿Compraste los huevos? –También ha tenido un mal día, pero su objetivo ahora es saber si su novio ha comprado los huevos o no.
Él: Sí. –No se ha enterado de la pregunta, creía que charlaban sobre el día que había tenido su novia. No ha comprado los huevos.
Ella: ¿Tienes planes para el fin de semana?
Él: No. –No se ha enterado de la pregunta, sí que tiene.
Ella: Me ha llamado mi madre.
Él: Ajam.
Ella: Mi hermana viene este fin de semana.
Él: Muy bien.
Ella: También con el niño.
Él: Perfecto. –Odia a ese niño.
Ella: Quiere que pasemos el fin de semana todos juntos en la playa.
Él: ¿Cómo?¿Quién?¿Cuando?
Ella: ¡Con mis padres, mi hermana y el niño, este fin de semana, en la playa! ¡no me estabas escuchando!... Por cierto, ¿dónde has puesto los huevos?

 

Bromas aparte, y obviando que sale peor parado mi sexo opuesto; él  (y también ella) empleaban la escucha selectiva. En cuanto ha interceptado algo en el diálogo que le interesaba, porque le afectaba a su vida y a sus planes, se ha puesto alerta. Es decir, estamos escuchando, pero superficialmente y cuando algo nos interesa  en el mensaje, entonces sí comenzamos a escuchar activamente.

Pero no es sólo que escuchemos selectivamente lo que nos interesa, además es que escuchamos “tal y como somos”. Es decir, según nuestros gustos, nuestra personalidad, etc. Cada uno se queda con aquello que le impacta o aquello con lo cual se ha sentido más identificado.

Dicen que tras una conversación, cuando han pasado cuatro días, habremos retenido en nuestra mente sólo el 20% de lo que nos transmitieron, pero claro mi 20% no es igual al tuyo, ni el tuyo al de él y así sucesivamente. Por ejemplo, si estamos en una conversación de tres: tú, otra persona y yo, y ésta nos está contando su sábado; tú te has podido quedar con el coche nuevo que se ha comprado, pudiendo retener modelo, color y características principales; y yo, con el sentimiento de vacío y dudas que se le quedó al llevar a su pareja al aeropuerto, pudiendo recordar hasta tres de las sensaciones por las que pasó. Desde luego, una misma historia, pero diferentes ángulos. En fin, escuchamos tal y como somos.

La clave está en poner los cinco sentidos y sobretodo ser empático, ponerte en su lugar. Sólo así lo escucharás y comprenderás de verdad, desde su posición, no desde la tuya. Haced la prueba desde hoy, probad cual es vuestro nivel de escucha activa e intentad aumentarlo, mejoraréis en la comunicación y además vuestras familias, amigos y sobretodo parejas os lo agradecerán.

Os dejo un trocito de una de mis películas favoritas, "El hijo de la novia", en la que el genial Darín es un ejemplo de escucha selectiva, ante la gran declaración de intenciones de Natalia Verbeke (¡que encima quiere estudiar Recursos Humanos!...los puntos siempre se conectan).

 



                      ¡Disfruten y escuchen!





 

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