Escuchamos lo que somos
Hoy
vamos a hablar de una de las competencias menos valoradas por la sociedad y no
por ello menos importante: la Escucha Activa. No está de más tenerla pero no se
valora tanto como tener liderazgo, ser innovador o ser un gran comunicador. Es
algo que simplemente está en un segundo plano. Digamos que si las competencias
fueran alumnos de Instituto de una peli americana, el Liderazgo sería la
capitana del equipo de animadoras y la Escucha Activa la chica con gafas y ropa
anticuada que camina siempre mirando hacia abajo.
Es así,
tristemente es así. No se valora, no se evalúa y no se mide. Evidentemente,
como vivimos en la época de lo políticamente correcto, todos dirán que saber
escuchar es importante y que ellos mismos saben escuchar, pero esto no es del todo
cierto. Somos
egoístas, empleamos por lo general, lo que se denomina escucha selectiva,
seleccionamos sólo aquellas partes que nos interesan y desechamos lo demás.
Visualicemos por ejemplo, la típica conversación de pareja. Situación: ella
llega a casa de trabajar, cansada, él acaba de llegar, también cansado y está
viendo un partido de fútbol para relajarse.
Ella: Hola cariño.
Él: Hola.
Ella: ¿Qué tal en
el trabajo?
Ella: Bien. ¿Compraste
los huevos? –También ha tenido un mal día, pero su objetivo ahora es saber si su
novio ha comprado los huevos o no.
Él: Sí. –No se ha
enterado de la pregunta, creía que charlaban sobre el día que había tenido su
novia. No ha comprado los huevos.
Ella: ¿Tienes
planes para el fin de semana?
Él: No. –No se ha
enterado de la pregunta, sí que tiene.
Ella: Me ha
llamado mi madre.
Ella: Mi hermana
viene este fin de semana.
Él: Muy bien.
Ella: También con
el niño.
Él: Perfecto.
–Odia a ese niño.
Ella: Quiere que
pasemos el fin de semana todos juntos en la playa.
Él:
¿Cómo?¿Quién?¿Cuando?
Ella: ¡Con mis
padres, mi hermana y el niño, este fin de semana, en la playa! ¡no me estabas
escuchando!... Por cierto, ¿dónde has puesto los huevos?
Bromas aparte, y
obviando que sale peor parado mi sexo opuesto; él (y también ella) empleaban la escucha
selectiva. En cuanto ha interceptado algo en el diálogo que le interesaba,
porque le afectaba a su vida y a sus planes, se ha puesto alerta. Es decir,
estamos escuchando, pero superficialmente y cuando algo nos interesa en el mensaje, entonces sí comenzamos a
escuchar activamente.
Pero no es sólo
que escuchemos selectivamente lo que nos interesa, además es que escuchamos
“tal y como somos”. Es decir, según nuestros gustos, nuestra personalidad, etc.
Cada uno se queda con aquello que le impacta o aquello con lo cual se ha
sentido más identificado.
Dicen que tras una
conversación, cuando han pasado cuatro días, habremos retenido en nuestra mente
sólo el 20% de lo que nos transmitieron, pero claro mi 20% no es igual al tuyo,
ni el tuyo al de él y así sucesivamente. Por ejemplo, si estamos en una conversación de tres: tú,
otra persona y yo, y ésta nos está contando su sábado; tú te has podido quedar
con el coche nuevo que se ha comprado, pudiendo retener modelo, color y
características principales; y yo, con el sentimiento de vacío y dudas que se
le quedó al llevar a su pareja al aeropuerto, pudiendo recordar hasta tres de
las sensaciones por las que pasó. Desde luego, una misma historia, pero
diferentes ángulos. En fin, escuchamos tal y como somos.
La clave está en
poner los cinco sentidos y sobretodo ser empático, ponerte en su lugar. Sólo
así lo escucharás y comprenderás de verdad, desde su posición, no desde la
tuya. Haced la prueba desde hoy, probad cual es vuestro nivel de escucha activa
e intentad aumentarlo, mejoraréis en la comunicación y además vuestras familias,
amigos y sobretodo parejas os lo agradecerán.
Os dejo un trocito
de una de mis películas favoritas, "El hijo de la novia", en la que el genial Darín es un ejemplo de
escucha selectiva, ante la gran declaración de intenciones de Natalia Verbeke (¡que encima quiere estudiar Recursos Humanos!...los puntos siempre se conectan).
¡Disfruten y
escuchen!
No hay comentarios:
Publicar un comentario